Peligran cinco especies venezolanas de cactus
De las 458 especies de cactus amenazadas con la extinción en el mundo, cinco crecen en los suelos venezolanos. De este quinteto en riesgo, dos son propias y únicas de la geografía nacional, lo que significa que en ningún otro lugar del mundo pueden florecer. Así lo informó el investigador el Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Jafet M. Nassar, uno de los 80 autores del más reciente estudio internacional sobre la familia Cactaceae, publicado en la revista Nature Plants y según el cual el 31% de las 1.478 especies evaluadas están amenazadas.
En total, para Venezuela se analizaron 36 especies de cactáceas nativas. Las cinco clasificadas como amenazadas son Cereus fricii (presente en Aragua, Carabobo, Distrito Federal, Falcón, Lara, Miranda y Zulia), Melocactus andinus (restringida a Mérida y Trujillo), Melocactus schatzlii (exclusiva de Mérida), Opuntia schumannii (hallada solo en Táchira) y Pilosocereus tillianus (originaria de Mérida). C. fricii y P. tillianus son endémicas de Venezuela y hasta el momento ninguna es aprovechada comercialmente o de forma artesanal. En cambio, M. andinus y M. schatzlii son compartidas con Colombia y empleadas con fines ornamentales, mientras que los extractos frutales de O. schumannii son utilizados como colorante de alimentos.
De acuerdo con la publicación científica -liderada por la experta de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Bárbara Goettsch-, los cactus son usados comúnmente con fines ornamentales para ser parte de jardines botánicos y colecciones privadas, así como para la medicina humana y veterinaria y el consumo por parte de las personas. “Entre las especies de cactus amenazadas, 64% son utilizadas por los humanos de alguna forma y 57% (236) son usadas en horticultura”, indica el trabajo. Los cactus son originarios de América, el llamado “nuevo continente”, y están principalmente asociados a los ecosistemas áridos. Solo una especie, Rhipsalis baccifera, es natural de África y Asia.
En el desierto de Chihuahua y la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán -situados en el norte y centro de México, respectivamente-, así como en el sur de Bolivia y el este de Brasil, reposa la mayor diversidad de cactáceas. Entre el reino vegetal gozan de amplia aceptación, siendo considerados el grupo de plantas más carismático. Pero esa popularidad ha sido insuficiente para protegerlos del declive en el cual se encuentran. Están perdiendo la batalla por la supervivencia. Como lo reporta el artículo, los cactus son el quinto grupo taxonómico más amenazado del que se tenga información (31%), después de las cícadas (63%), anfibios (41%), corales (33%) y las coníferas (34%). Como se puede observar, tres corresponden a plantas.
Los principales procesos que colocan en desventaja la existencia de los cactus en el ámbito mundial son de origen humano: la expansión urbana, la transformación de tierras en zonas cultivables y la colección como recursos biológicos. Pero es la agricultura “la amenaza más generalizada, afectando a las especies en gran parte del norte de México, Centroamérica y el sur de Suramérica”, dice el estudio. A juicio del investigador del Ivic y director del Centro Internacional de Ecología Tropical (Ciet), Jafet M. Nassar, la conversión en el uso de la tierra para actividades agrícolas, pecuarias, urbanísticas o turísticas es difícil de contener debido a las presiones impuestas por el crecimiento poblacional y el desarrollo económico. Como ejemplo cercano citó el caso del proceso urbanizador en una zona de los bolsones áridos de Lagunillas, en la cuenca media del río Chama de la cordillera merideña, donde se encuentran dos de las especies de cactáceas venezolanas amenazadas: P. tillianus y M. schatzlii.
Fuente: IVIC